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divendres, 24 d’agost del 2012

Mientes Pere Ardiaca

Fernando Arenas
Bandera Roja, núm. 15, 2ª Época, septiembre de 1976 


Pere Ardiaca, en unas recientes declaraciones hechas a la revista Mundo , con motivo del 40 aniversario del PSUC , se ha referido al caso Comorera de una forma algo distinta a como lo hacía en el pasado. El judas ha hablado porque ya no le es posible callar. Pero lo ha hecho, como veremos, para seguir ocultando la verdad histórica y la traición de la actual dirección del PSUC hacia la clase obrera de Cataluña.

Por otra parte han sido necesarios 25 años y que la prensa legal publicara el informe de Comorera dirigido a los comunistas ya toda la clase obrera, para que este llamado dirigente del PSUC haya tenido que referirse a lo que él llama los errores de Comorera y de paso ocultar la forma criminal en que los revisionistas trataron a este hombre honorable, comunista honrado e indoblegable dirigente de la clase obrera.

Parece como que Ardiaca, en nombre de la dirección del PSUC , ha hecho una autocrítica de los errores pasados. Sin duda deben encontrarse ahora con grandes dificultades para justificarse ante la masa de los militantes de su Partido. En realidad Ardiaca no ha pretendido hacer otra cosa que echar tierra sobre este asunto y renovar sus viejos ataques contra Comorera y contra la justa línea marxista-leninista que él preconizaba. Si la actual dirección del PSUC está tan segura de su honradez y democratismo, como afirman; si fueran sinceros ¿por qué no publican la Declaración de Comorera y no abren un debate en su propio partido?, ¿por qué no dicen que fueron ellos, los López Raimundo, los Ardiaca, los Carrillo, etc., los que entregaron a Joan Comorera a la policía después de fracasar en su intento de asesinarle? Nada de eso han hecho ni harán, como es lógico, porque sobre la traición y la calumnia desatada contra Joan Comorera ellos han liquidado al Partido de la clase obrera de Cataluña; porque ha sido ocultando a los militantes de base del PSUC la Declaración de Comorera como ellos han llevado a la degeneración ideológica al PSUC , para llevarlo finalmente a la colaboración abierta y activa con el fascismo. ¿Y cómo, si hacen lo que proponemos podrían esos señores seguir engordando a costa de la clase obrera?

Ardiaca atribuye a Comorera en su declaración a la revista Mundo el error de querer imitar lo que sucedía en las democracias populares, le acusan de preconizar una política de unidad en la que no podían estar de acuerdo y consideraban que no era correcta . Pero ¿cuál es, en qué consiste esa política de unidad con la que los revisionistas no podían -ni podrán estar jamás de acuerdo? Ardiaca no dice nada, no explica esa política ni tampoco se atreve a contraponerle la que los revisionistas practican a fin de dejar bien claras las cosas. A los revisionistas nunca les ha interesado aclarar las cosas porque su papel consiste en confundir y engañar a los obreros. El mismo Comorera dice en su Declaración que este problema acerca de la política de unidad a seguir era la cuestión más esencial que se planteaba entonces en el Partido y que ello explica el alboroto levantado contra él por los carrillistas a fin de evitar la discusión y clarificación de aquel problema en el seno del Partido. Pero, como vemos, este problema continúa sin estar claro para la mayor parte de la gente aunque Comorera lo deja meridianamente claro en su Declaración.

Después de acabar la guerra , y en vista de la ausencia de una verdadera burguesía nacional, Comorera comprendió que la única política justa de alianza a seguir por el Partido de la clase obrera consistía en apoyar y fomentar la lucha de los campesinos y las capas bajas de la burguesía urbana y no, como propugnaban los carrillistas, y han llevado últimamente a cabo, la unidad con los monopolistas y el pacto con el gobierno fascista . Queda claro pues, la diferencia esencial que, ya por entonces, separaba a los verdaderos comunistas de la cuadrilla de estafadores y criminales que usurparon la dirección del Partido sirviéndose de la calumnia y otros métodos tan viles como el asesinato.

En esto estriba toda la diferencia entre Comorera y los recién llegados por entonces al Secretariado del Comité Central, miembros cooptados recientemente en base a las intrigas que ya por entonces comenzaba a desarrollar Santiago Carrillo. Por este mismo motivo es completamente falsa la acusación que hace Ardiaca en la misma revista, según la cual Comorera había formado un Comité Ejecutivo por su cuenta para expulsarlos a ellos de la dirección. El mismo Ardiaca reconoce en su declaración que Comorera, y con Comorera otros fieles comunistas, fueron expulsados de la dirección del Partido, y fueron expulsados por esos mismos elementos que nunca tuvieron nada que ver con el Partido ni con la obra realizada. ¿Cómo se puede expulsar a quienes nunca han estado? Comorera defendió una línea justa y una dirección legítima que había puesto en sus manos la clase obrera de Cataluña. Por este motivo, éstos que se quieren hacer pasar ahora por pacifistas y demócratas, intentaron asesinarle; y como no lo lograron optaron por denunciarlo y entregarlo a la policía fascista. Esta es la pura verdad.

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